Nativos análogos
mpezó la nueva moda, ahora resulta que para estar in hay que ser un “nativo digital”. No voy a empezar con definiciones sesudas que ya se han hecho y publicado en varios medios que se creen el cuento. En esta oportunidad les hablaré desde mi púlpito de nativo análogo.
Soy de la generación que nació creando lo que hoy está en boga, de aquellos que aprendimos con DOS y su famosa pantallita negra y sus códigos que había que memorizar. Soy de los que aprendimos a ser usuarios de la computación echando a perder varios computadores, de los que aprendimos a armar computadores quemando tarjetas madres y discos duros por el vano intento de hacer que funcionara más rápido. Pero también soy de los que hacíamos carpetas manuscritas en los colegios, de aquellas con recortes del icarito; de esa generación del teléfono con disco (de ahí la palabra “discado”), de las tardes de televisión en blanco y negro o de colores chillones con la llegada de la televisión a color; soy de la generación que disfrutaba de las cosas simples de la niñez, de jugar con la imaginación y lo que hubiera a mano, de los que hacíamos tareas del colegio en familia porque todavía existían las familias.
Hoy en día está en boga la tecnología de pasado mañana, el contacto virtual, la lejanía, el autismo. También está en boga el creerse especial por el solo hecho de dominar algunos de los recursos de las redes sociales, y el ponerle nombres a cada novedad. Así nacieron los 2.0, los 3G y los nativos digitales.
Pero al parecer esto no es tan terrible como suena. Si bien es cierto hay muchos que cayeron en la tentación y se creyeron el cuento, otros parece que empezamos a dar la vuelta de la rueda, a tener ganas de volver al mundo real de nuevo, al contacto con gente de verdad, y no sólo digital; al parecer esta generación está experimentando un cierto cambio positivo al alejarse prudentemente de la virtualidad.
No somos nativos digitales, nacimos sin celular, sin internet, sin redes sociales, y por lo visto logramos sobrevivir a ello. ¿Cuál es la receta para ser un nativo análogo? No existe, tal como tampoco existe una receta para escribir un blog, tener feisbuc o escribir en tuiter. El asunto está en el equilibrio, ni tan cerca ni tan lejos, no debemos olvidar que si en algún instante se corta la luz y se acaban las baterías, debemos seguir viviendo.
nativo digital, nativo, digital, análogo
Soy de la generación que nació creando lo que hoy está en boga, de aquellos que aprendimos con DOS y su famosa pantallita negra y sus códigos que había que memorizar. Soy de los que aprendimos a ser usuarios de la computación echando a perder varios computadores, de los que aprendimos a armar computadores quemando tarjetas madres y discos duros por el vano intento de hacer que funcionara más rápido. Pero también soy de los que hacíamos carpetas manuscritas en los colegios, de aquellas con recortes del icarito; de esa generación del teléfono con disco (de ahí la palabra “discado”), de las tardes de televisión en blanco y negro o de colores chillones con la llegada de la televisión a color; soy de la generación que disfrutaba de las cosas simples de la niñez, de jugar con la imaginación y lo que hubiera a mano, de los que hacíamos tareas del colegio en familia porque todavía existían las familias.
Hoy en día está en boga la tecnología de pasado mañana, el contacto virtual, la lejanía, el autismo. También está en boga el creerse especial por el solo hecho de dominar algunos de los recursos de las redes sociales, y el ponerle nombres a cada novedad. Así nacieron los 2.0, los 3G y los nativos digitales.
Pero al parecer esto no es tan terrible como suena. Si bien es cierto hay muchos que cayeron en la tentación y se creyeron el cuento, otros parece que empezamos a dar la vuelta de la rueda, a tener ganas de volver al mundo real de nuevo, al contacto con gente de verdad, y no sólo digital; al parecer esta generación está experimentando un cierto cambio positivo al alejarse prudentemente de la virtualidad.
No somos nativos digitales, nacimos sin celular, sin internet, sin redes sociales, y por lo visto logramos sobrevivir a ello. ¿Cuál es la receta para ser un nativo análogo? No existe, tal como tampoco existe una receta para escribir un blog, tener feisbuc o escribir en tuiter. El asunto está en el equilibrio, ni tan cerca ni tan lejos, no debemos olvidar que si en algún instante se corta la luz y se acaban las baterías, debemos seguir viviendo.
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Etiquetas: Estoy aburrido, Juego de Shile
9 Comments:
comparto y suscribo lo que señalas
Ni mucho ni tan poco,el justo equilibrio es la recomendación
Concuerdo con vos galeno amigo.
Lo que pasa es que de tanto en tanto uno se sumerge demasiado en lo que no es y termina creyendo que es lo único que hay. :-)
Saludos de esta otra nativa análoga :-P
Tenemos lo mejor de ambos mundos bludi, si se corta la luz y se acaban las baterias, podemos seguir existiendo......agarro mi blackberry, jeje
Como en todo orden de cosas, Doc; el equilibrio es base de la sabiduría
Saludos
así es doc... de la generación de luche y tiza en el suelo, de la casita con sábanas y de los almuerzos familiares cada día... y en lo que a mi respecta, este mundo cibérnético me ayuda a estar en contacto con las personas que quiero, y no solo en el plano del como estas esperando un bien inmediatista, sino justamente pra "conectar"... eso es lo que busco, pero esto me queda pequenho porque solo quisiera mirarlos de frente y darles un abrazo... besitos doc
Si poh! xao twiter tons!! XD
La xica análoga.-
<3
Ja! yo me he involucrado con las cuestiones estas casi por la fuerza...aunque Twitter aún no me domina jajaja...
y si se corta la luz.. prendo velas y saco un vino y listop!
EXCELENTE POST!!! TOTALMENTE DE ACUERDO. Nada en este mundo reemplazará el calor de un abrazo y la dulzura de un beso. Lo demás es música para el camino.
Saludos motorroqueros.
I.
Creo que ahí está el tema: encontrar el equilibrio entre usar las opciones que la tecnología nos da sin hacernos adictos a ellas.
Yo fui (hace muchos años atrás, en una galaxia muy muy lejana) una adicta a las herramientas internescas de ese entonces: se caía msn y yo me agarraba los pelos.
Ahora, con los años y la experiencia de navegar harto, he aprendido que el teclado aguanta mucho, que las verdaderas amistades ciberneticas son aquellas que podemos llevar a la realidad cotidiana y conocer al dueño o dueña de aquellas manos que teclean detrás de la pantalla. Nada reemplaza la analogía de una mirada... y eso dice mucho.
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