Día de furia (o la crónica de un aspirante desilusionado)
na sabia frase de un “aspirante a sabio” amigo me hizo despertar en ciertos aspectos de mi visión de la realidad. De golpe y porrazo me enfrenté al hecho de vivir en una sociedad en que el conocimiento no es un fin sino sólo un medio más para obtener objetivos materiales.
No es un gran descubrimiento el que hice, pero seguía siendo del club de ilusos que pensaba que la sociedad no podía aspirar a más porque aún no era capaz de satisfacer sus necesidades básicas. Y ciertamente me acabo de dar cuenta que, pese a estar envuelto en un entorno profesional de cierto nivel (tanto económico como intelectual), las problemáticas siguen siendo las mismas y los objetivos similares. No hay un gusto por saber nada fuera de aquello que preocupa directamente a nuestras profesiones (y por ende a nuestros bolsillos), no hay un afán por ser más persona que profesional, no hay una búsqueda de trascendencia a favor del resto.
En estos instantes veo que ese desarrollo integral, físico, psicológico, emocional, intelectual y trascendental conocido como sabiduría es una mera utopía. A lo más que podemos aspirar es a tener más conocimientos, en una o más áreas, ¿y para qué? Simple, para hacer usufructo de ellos: lograr estatus social y económico, llamar la atención hacia nosotros, lograr más bienes que el resto; en definitiva, parecer más de lo que en realidad somos.
¿Qué ganamos con parecer más de lo que somos? Reconocimiento, aprobación, palmadas en la espalda, fotos rodeados de gente que sonríe por estar con nosotros, o sea, agrandar nuestro ego. ¿Se acuerdan cómo se llama aquel preocupado de su ego, o sea de sí mismo, en desmedro de los demás? Egoísta. Ergo, estamos alimentando (y con un régimen definitivamente hipercalórico) a una sociedad egoísta siendo más egoístas cada día.
Algunos de ustedes podrán argumentar que no todos tienen los medios ni las capacidades para crecer como personas. En cuanto conocimiento tal vez, no todos tienen las mismas capacidades para almacenar y recordar datos, ni para procesar del mismo modo el mismo tipo de datos. ¿Y en cuanto al resto? Lamentablemente sucede lo mismo, y es justamente esto lo grave. No todos somos capaces de sentir, de elaborar nuestros sentimientos ni nuestras sensaciones; no todos somos capaces de creer, o de entender por qué no creemos; no todos somos capaces de responder nuestras preguntas, algunos no pueden hacérselas, e inclusive hay otros que ni siquiera saben que se puede (y a otros no les interesa).
¿A qué voy con esto? A que estamos olvidando uno de los sentidos de la vida, que es vivir. Hoy en día estamos abocados a sobrevivir: vivir para trabajar, endeudarnos, pagar las deudas para poder adquirir otras, suplir carencias afectivas y de tiempo con bienes materiales, crear un entorno que nos haga parecer más de lo que somos (o de lo que sentimos que somos)
Se supone que aquí viene el párrafo donde remato el tema, dando mi atisbo de solución parcial al problema que enuncié. Pues para esto no tengo solución, ni atisbos, ni esperanzas. Si hubiera podido ser más que un simple aspirante a sabio, tal como mi amigo José, este post terminaría distinto. Pero me quedé en eso, en un aspirante. Tal vez si hubiera llegado a ser sabio habría podido responder esta y otras preguntas; tal vez si hubiera llegado a ser sabio, ni siquiera las estaría haciendo; tal vez si hubiera llegado a ser sabio, sabría que hay preguntas que no tienen respuestas, y otras que simplemente nunca hay que hacer. Saludos sangrientos, más que nunca…
No es un gran descubrimiento el que hice, pero seguía siendo del club de ilusos que pensaba que la sociedad no podía aspirar a más porque aún no era capaz de satisfacer sus necesidades básicas. Y ciertamente me acabo de dar cuenta que, pese a estar envuelto en un entorno profesional de cierto nivel (tanto económico como intelectual), las problemáticas siguen siendo las mismas y los objetivos similares. No hay un gusto por saber nada fuera de aquello que preocupa directamente a nuestras profesiones (y por ende a nuestros bolsillos), no hay un afán por ser más persona que profesional, no hay una búsqueda de trascendencia a favor del resto.
En estos instantes veo que ese desarrollo integral, físico, psicológico, emocional, intelectual y trascendental conocido como sabiduría es una mera utopía. A lo más que podemos aspirar es a tener más conocimientos, en una o más áreas, ¿y para qué? Simple, para hacer usufructo de ellos: lograr estatus social y económico, llamar la atención hacia nosotros, lograr más bienes que el resto; en definitiva, parecer más de lo que en realidad somos.
¿Qué ganamos con parecer más de lo que somos? Reconocimiento, aprobación, palmadas en la espalda, fotos rodeados de gente que sonríe por estar con nosotros, o sea, agrandar nuestro ego. ¿Se acuerdan cómo se llama aquel preocupado de su ego, o sea de sí mismo, en desmedro de los demás? Egoísta. Ergo, estamos alimentando (y con un régimen definitivamente hipercalórico) a una sociedad egoísta siendo más egoístas cada día.
Algunos de ustedes podrán argumentar que no todos tienen los medios ni las capacidades para crecer como personas. En cuanto conocimiento tal vez, no todos tienen las mismas capacidades para almacenar y recordar datos, ni para procesar del mismo modo el mismo tipo de datos. ¿Y en cuanto al resto? Lamentablemente sucede lo mismo, y es justamente esto lo grave. No todos somos capaces de sentir, de elaborar nuestros sentimientos ni nuestras sensaciones; no todos somos capaces de creer, o de entender por qué no creemos; no todos somos capaces de responder nuestras preguntas, algunos no pueden hacérselas, e inclusive hay otros que ni siquiera saben que se puede (y a otros no les interesa).
¿A qué voy con esto? A que estamos olvidando uno de los sentidos de la vida, que es vivir. Hoy en día estamos abocados a sobrevivir: vivir para trabajar, endeudarnos, pagar las deudas para poder adquirir otras, suplir carencias afectivas y de tiempo con bienes materiales, crear un entorno que nos haga parecer más de lo que somos (o de lo que sentimos que somos)
Se supone que aquí viene el párrafo donde remato el tema, dando mi atisbo de solución parcial al problema que enuncié. Pues para esto no tengo solución, ni atisbos, ni esperanzas. Si hubiera podido ser más que un simple aspirante a sabio, tal como mi amigo José, este post terminaría distinto. Pero me quedé en eso, en un aspirante. Tal vez si hubiera llegado a ser sabio habría podido responder esta y otras preguntas; tal vez si hubiera llegado a ser sabio, ni siquiera las estaría haciendo; tal vez si hubiera llegado a ser sabio, sabría que hay preguntas que no tienen respuestas, y otras que simplemente nunca hay que hacer. Saludos sangrientos, más que nunca…
Etiquetas: Varios
12 Comments:
Ñiaaaaaaa, la sabiduría llega, incluso cuando menos esperamos.
No se si pasa por algún estado de iluminación especial.
Pero una la encuentra donde menos se espera.
No generalices, eso no es sabio, de seguro hay personas que están más interesadas en crecer que en poseer.
Besos para ti
Absolutamente de acuerdo, hay gente que ni siquiera puede explicarse a si mismo las razones que tiene para actuar de tal o cual forma... así crecimiento es un poco difícil no??
Lamentablemente el crecer no es valorado por la sociedad actual, a nadie le importa que tu vivas, crees y crezcas en esta sociedad... todo se mide por cuánto tienes y donde vives...
También me quedo como aprendiz y sin poder proponer una solución, aparte de tratar de motivar a cada uno para que busque su propio crecimiento en vez del conocimiento vacío...
Cariños doc, la señora Monin de vuelta...
Buen post me gusto.
saludos,
Creo que tienes mucha razón, estamos en un mundo tremendamente materialista. Yo en mi caso sigo estudiando pues mi profesión la requiere, como debe ser en muchos casos, pero, estoy de acuerdo que para algunos sirva para ascender en la escala social y materialista no me caben dudas.
muy de acuerdo contigo...
saludos.
Yo también creo que la sabiduría llega por el camino menos pensado, pero llega. El problema es que tipo de sabiduría se busca. Saludos!
Jorge:
Muy sabio lo que escribes hoy acá... hay mucha tela que cortar, pero como soy corto de genio, remato de una... desde la lógica del mundo (tal cual como la describes), claro, es un sinsentido vivir para nada... desde mi lógica, es pura vanidad y por ello no hay que darle el corazón a lo que no es esencial: descubrir para qué estás en el mundo. Bendiciones más que nunca amigo y hermano.
Antes pensaba que el sufrimiento y el dolor, lo llevan a uno a valorar ciertas cosas que los demás son incapaces de ver, y que eso de cierta forma me hacía más sabia, valorar y reconocer una flor en el parque, cuando otro podía pasar pisoteándola sin darse cuenta de su existencia, pero me dí cuanta que ni el hecho de sufrir, ni el hecho de otros de tener todas las posibilidades hacen a alguien sabio, simplemente seres humanos distintos, con defectos y virtudes, con odios y preguntas, con alegrías y penas, todo un conjunto y un complemento...
Aunque a veces no lleguemos a ninguna conclusión, todos existimos y vivimos en un mundo que sin querer vamos construyendo.-
Aunque los sabios se hayan extinguido.-
Abrazos
Cuando me tocó estudiar, solamente teníamos la visión parcial de los capitalistas, y pues desde siempre aprendí que el ser humano es intrínsecamente egoista, que siempre busca su bienestar personal y en ese afán se da un desarrollo colectivo, donde cada uno busca su beneficio.....vieja teoría pero muy vigente, así somos.
¿que hay de malo en buscar tu beneficio personal, ya sea en términos monetarios o altruistas?
No somos sor Teresa...
Cada uno tiene su propio objetivo en la vida, mientras lo logren y no se inmiscuyan en mi vida, todo bien.
Si soy diferente, me interesan las personas, me interesa mi desarrollo personal (hoy sigo estudiando por mi y por nadie más!!), me interesa sólo a mi y los demás en realidad, que cada uno haga lo que quiera, no me voy a achacar por ellos, no valen la pena.
Si ya te lo cuestionaste, eres de los que valen la pena, bueno saberlo.
besos
Pero claro, si la mision es vivir, no sobrevivir. Para vivir el mundo real e intentar conseguir la felicidad, uno debe en primer lugar arrancar de Santiago y segundo aspirar a trabajar en algo que te de alegría y recompensas tanto emoiconales como materiales. Siempre, siempre hay que detenerse y escuchar los pajaros (no las bocinas ni alarmas) y nunca dejar de sonreirle a los niños. Todo eso ayuda a vivir sanamente y ser una persona integral. A mí no me hace feliz tener el celular más delgado o el auto más gastador, sino ver a mi familia compartiendo un rico asado el fin de semana mientras se percibe no solo el olor de las brasas sino que el calor de hogar.
Me gusto tu blog, te invito a visitarme cuando quieras y tengas tiempo
No generalize Doc, habemos los que vivimos sin un fin material y que nos importa un bledo lo que opine el resto!
No me siento para nada identificada con este post, supongo que eso es bueno.
Si es cierto que trabajamos demasiado (porque hay que comer ypagar la luz, el agua, etc) y que el ansia de conocimiento está ligado a "ascender", aún así, hay quienes nos preocupamos de aprender y explorar otras áreas que distan diametralmente de nuestros trabajos y que solo aportan valor espiritual a nuestras vidas y a los cercanos.
Yo, seguire sin pescar y sintiendo lástima por todos aquellos que no entienden que uno no tenga lo que todos tienen: un PC "actualizado" o un notebook, una palm, celular con blutube (así se escribe?), y porque tengo sólo tengo un TV de 14" de los antiguos todo huaco en mi depto... (plasma? que es eso!?)
Como verás... lo material y el ego: no es mi tema! quizá algún día tengamos la oportunidad de conversarlo, aqui hay muuucho que decir.
Carilños fantasmales!
Hola Blood: yo no me siento identificada con el post. No me he pasado la vida estudiando para tener cosas materiales. Simplemente porque me da lata estudiar. Ni me he pasado la vida tratando de aparentar tener lo que no tengo. Es mas, me carga la gente que aparenta tener lo que no tiene.
Además es muy bueno ser pobre, así quienes me quieren, lo hacen por mi, por lo que yo soy como persona, amiga, etc. Nunca nadie estaré conmigo por lo que tengo, porque no tengo cosas materiales.
Ahora bien, mi única preocupación en el trascender de la vida son mis hijas. Por ellas vivo, respiro, amo y siento. Sé que vine a este mundo a hacer que ellas sean personas buenas, con valores y que sean un aporte a este mundo, que en eso si coincido contigo, está mal, muy mal.
Un beso,
Pay
P.D.: ¿No te gustan las flores?
Sorry por la pregunta, soy catete por naturaleza.
Concuerdo contigo porque en mi caso he tenido que estudiar mucho en una cierta área, ya que así llegas mejor preparado para hacer tu trabajo, por ende pones tu conocimiento como la herramienta que te permite acceder a un buen trabajo, lo que te permitirá tener un cierto status social y tener una cierta cantidad de bienes materiales. Lamentablemente es el precio que se paga por la excesiva especialización en que ha caido el mundo de hoy.
Saludos
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