Petitorio

Heme aquí ante vuestra presencia,
con toda la humildad que mi arrogancia permite,
a pedir vuestros favores e iluminación.

A ti, Calíope, pido que limpies mi gastada voz.
A ti, Clio, que alegres mi tristeza para alegrar a otros.
A ti, Erato, que me permitas expresar al amor
que a toda obra compete.
A ti, Euterpe, que me guíes por las vías del deleite
para mostrarle a otros dichas vías.
A ti, Melpómene, que me enseñes nuevamente
el encanto del canto.
A ti, Polimnia, que me permitas cantar y contar
todos y cada uno de tus himnos.
A ti, Talía, que ayudes a que mis ideas
florezcan nuevamente.
A ti, Terpsícore, que permitas a mi arrítmico cuerpo,
por una vez, tomar el ritmo.
A ti, Urania, que mis ideas nazcan del cielo
para que sean del gusto del resto del Panteón…

Mas mi primigenia arrogancia impide
que nazca de mi corazón este pedido,
que no súplica,
pues no estáis tan alto en el Olimpo
como para merecer dicho honor.

Y me pagáis con la moneda que merezco
ante mi vil petición
que nace del intelecto,
mas no del alma:
indiferencia

¿Qué fue todo eso? Mi rebuscado modo para decirles que no logré inspirarme en nada para tener una idea novedosa para hacer un post este domingo. Saludos sangrientos...